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por Lorena Pérez

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Rockeros Vestidos: Indio Solari tiene estilo, aquí un retrato

El Hipódromo de Tandil está a oscuras, de fondo se escucha una arenga permanente que no calmará en las próximas dos horas. Indio Solari quiere hablar. "Quiero decirles algo que tengo la necesidad de decirles", repite. Es marzo de 2016, al artista descomunal se le quiebra la voz, quiere contar que Mr. Parkinson le anda pisando los talones... Tiene una chaqueta verde militar y un buzo con capucha con rayas blancas y negras que caen sobre un pantalón también holgado. Un look cotidiano sin pretensión.


Cuando Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la banda que lo acompaña desde 2004, comenzaron con los primeros acordes de 'Nuestro amo juega al esclavo’, las luces se prendieron y el Indio apareció, puño en alto, con una campera bomber negra acolchada y una camisa de jean entallada, otro ensamble funcional pero esta vez colmado de actitud. Es un rockstar, el mayor fenómeno de Argentina.


Carlos Alberto Solari tiene 70 años, se convirtió en mito viviente siendo el cuerpo y la cara del movimiento que formó junto a Carmen ‘Poli’ Castro y Skay Beilinson, su co-equiper compositivo en la banda, el corazón de Patricio Rey aseguran los cánticos de los fans, 18 años después de la disolución de esta gran manifestación de la cultura popular. El talento de Solari mantuvo la identidad en el hacer, no en el aparentar. Se viste práctico, con los lentes y el gorrito deportivo como accesorios fundamentales de su facha. En los pies siempre calza el modelo Uriarte de la marca 28 Sport, él le dice los zapatos de 'yosapa".


Vestirse es un acto cotidiano. Los varones del rock argentino suelen ser escrutados por cómo suenan y no por cómo se ven, aunque ensalcen una personalidad estética marcada, pues para la patria rockera, prestarle atención al vestuario es pura frivolidad.

Mirar a Solari a través de una lente esteta permite analizar su apariencia, no como una forma de imponer modas pero sí para descubrir signos de una identidad que desarrolló a través de las décadas.  El uso de los lentes de sol y el gorrito negro son su marca personal. Se sumaron las camisas y el repertorio de camperas que el Indio estrenó cada vez que se subió al escenario. El desarrollo de esa evolución explica entonces las particularidades de su aspecto actual, que es moderno y refinado. Algunos elementos del vestir se convierten en símbolos, son una expresión y representación que vibran en el inconsciente colectivo.


De su etapa psicodélica de los 60' no hay registros. La precuela de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, en los 70’, tiene a Solari haciendo artesanías y dibujos que vendía en las ferias de La Plata y en la emblemática Galería del Este. Luego comenzó a trabajar en ‘El Mercurio’, la estampería que Guillermo Beilinson, hermano de Skay, tenía en City Bell. Allí copiaban las estampas de las primeras prendas que llegaban de la India e imprimían metros de tela hindú para cortar vestidos, remeras y pañuelos. Más que hippie, él fue psicodélico, escribió en ‘Recuerdos que mienten un poco’, el libro autobiográfico que publicó junto al escritor Marcelo Figueras.


Cuando Los Redondos hacen escala en Buenos Aires, el Indio comenzó a vestirse como un oficinista. Camisas adentro de pantalones sastreros, una calva a medio afeitar, bigote, lo más parecido a un vecino que lo esperado para un artista. Todo ese bombardeo de novedad de la cultura de los 60' quedó entre paréntesis hasta los 90’, la década donde Los Redondos se convierten en una banda de estadio. Mientras tanto, los 80’ transcurrían con Luca Prodan, frontman de Sumo, sentando las bases del uniforme rockero para la década siguiente: jean, remera y zapatillas.


Pelado, el Indio usó remeras, camisas a cuadros y de estampas psicodélicas. Algunas de estas piezas quedaron exhibidas en la muestra que en 2015 lo tuvo como protagonista en la Biblioteca Nacional, como la remera de la geisha con la que Solari cantó ‘Jijiji’ en Huracán del 94'. Pero no fueron las únicas prendas que guardó de otra época. En 2014, en el show que dio en Mendoza, volvió a desempolvar el jean de parche con rombos y cabeza de ganado que en los 90' usó para presentar 'Lobo suelto - Cordero Atado’ en Huracán y Entre Ríos y más tarde para tocar en vivo ‘Luzbelito’ en Go! de Mar del Plata.


5 discos solistas después, el artista más convocante del rock argentino mantiene el uniforme de la funcionalidad, aportando también una lección de estilo en este culto pagano que resulta el rock.

Una versión de esta nota fue publicada en la edición de marzo de Revista Brando.