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por Lorena Pérez

Bloc de Moda es un medio digital lanzado en 2006. Apuntes que registran historias en un gran reportaje online. En BdM se observa, se pregunta, se investiga y se escribe cómo impacta la moda en la cultura y los cruces con las artes. ¡Bienvenidos!

Historia de la Moda Argentina: Entrevista con el modisto Gino Bogani


Gino Bogani lleva más de 50 años dedicado al arte de la costura. Su nombre es sinónimo de moda, un reconocimiento casi único en la escena local que no suele ser memoriosa de su pasado. Cada época tiene sus referentes, sin embargo Gino se mantiene latente en cada década. Desde los 60’ vistió a diferentes generaciones de artistas: Graciela Borges, Tini Stoessel, Lizy Tagliani y Valeria Mazza, por citar algunas mujeres. Tuvo el agrado de ser llamado por Juana Viale para vestirla en la tele, luego de hacerlo con Marcela Tinayre, la madre, y Mirtha Legrand, la abuela, a quien la actriz reemplazó durante el año 2020 y 2021 pandémico. 

Nos recibe en el primer piso del petit hotel que habita desde 1977, donde la estatua de una virgen mira de frente a rollos de telas que dan paso al salón de prueba: allí posa el primer vestido de novia que diseñó este modisto italiano en 1969, cuando aún no estaba convencido de dedicarse a la moda. Recuperó el diseño durante la cuarentena y el encuentro lo conmovió. El vestido, su realización, lo invitó a pensar en otras cosas, a repasar su trabajo y valorarlo. Su pasión por el cine y el teatro quedaron plasmados en siluetas; algunas simples, otras extravagantes, logradas con las famosas mezcla de texturas y multiplicidad de colores que fueron el campo de expresión de Bogani y su sello.



Moda y pandemia: ¿Usted cómo lo vive? 

Mientras haya mujeres va a haber vestidos. Sin mujeres no existimos. Existe la coquetería de la mujer, mas, menos, no importa pero siempre va a haber algo para embellecerlas. La moda se adapta según el periodo y la época en que se vive. Todo esto produce un cambio muy grande. El primer gran cambio fue el atentado a las Torres Gemelas porque después, en los aeropuertos, había que desvestirse, sacarse los zapatos, entonces eso fue llevando a que uno tiene que estar cómodo. La gente se viste de otra manera. El mundo evoluciona y uno tiene que estar aggiornado porque la moda es muy susceptible a todos los cambios: los políticos, culturales, económicos y a las manifestaciones artísticas. Un film, la música, la etnia de ciertos países ha estimulado a la creatividad, la moda es sensible a todo. ¡Cómo no va a ser sensible a lo que está pasando hoy!


¿De qué manera interpreta las transformaciones en la moda? 

El prêt-à-porter empezó en los 60, bajaba una cosa y subía otra cosa, pero había todo tipo de prêt-à-porter, de lujo y todos los precios. Parecía que la Alta Costura iba a bajar porque no existían más esas fiestas, esos bailes que eran internacionales. El mundo tenía otras necesidades. La mujer se hizo más independiente, se transformó en empresaria, lideró corporaciones, una mujer dinámica que indudablemente puede querer estar bien de aspecto pero fundamentalmente cómoda. Ese fue el acierto de Armani al dar un american style europeizado. Empezó a poner mucho pantalón, chaqueta, no el smoking de Saint Laurent sino el traje para usar a la mañana con telas superlativas, con colores prácticos. Supo ver ese dinamismo que necesitaba la mujer, ese confort y le dio un estilo que lo hizo surgir e influenciar a todo el mundo. Tuvo una visión que otros siguieron porque la moda es así.


 ¿Y la vigencia de la Alta Costura? 

La Alta Costura sigue funcionando porque es la que da las ideas. La alta costura absorbió la calle para sofisticar el look. Eso hizo que muchas marcas prácticamente vendieran accesorios. Ese es el gran mercado de la moda de hoy.

 ¿Cómo interpreta estas miradas con lo que está sucediendo? 

Ahora se tiene que dar la imagen de lo lírico, de la belleza, de todo, porque estamos muy tristes. El mundo está convulsionado con este virus espantoso que abarcó a todos. Existiendo la mujer, existe la coquetería, las ganas de estar bien. ¡Todo gira alrededor de la mujer!


¿Cuál es el legado de Gino Bogani? 

Es un trabajo muy sacrificado. A veces se cree que se trata de telas, gasas y flores, pero esa es una imagen y para lograrla hay que trabajar mucho, hacer sacrificio, de tiempo sobre todo, de estudios. Sé que mi trabajo estimuló a muchos a encarrilar dentro de la moda. Es algo de lo que estoy muy contento, se que fui pionero de alguna manera, no se si la palabra es pionero. Yo hice un cambio, ahora lo puedo decir porque antes no me daba cuenta. Ahora soy consciente de mi trabajo y, aunque nunca estoy conforme, sé que he hecho algo importante. En todo sentido, en la presentación, en la variedad, en el estilo y de eso me siento muy orgulloso, con mis reparos porque siempre prefiero hacerlo mejor. Me da un orgullo sano que me tomen en cuenta.


¿Qué postal tiene de la moda cuando empezó? 

Recuerdo casas que tenían una costura excepcional, como Carola, Vanyna de War, Greta, Fridl Loos, Jacques Dorian, Bernarda, Mercedes Pérez. Algunas reproducían los modelos europeos. No hablo de Dorian ni Vanina; ellos no copiaban, sino que uno se enteraba porque las clientas me lo contaban. Un vestido era comprado entre dos casas y se ponían de acuerdo en qué colores lo hacian cada una, así las clientes no repetian. Todas sabían lo que pasaba.

¿Lleva un archivo de sus diseños? 

Recién empecé a guardar cuando pensé que no había conservado mucho. Cuando me preguntaron si me acordaba de mi primer vestido de novia respondí que sí, por supuesto. Era un vestido hecho totalmente a mano por mi, en 1969, bordado y con cristales incrustados. Así fue que lo comencé a rastrear hasta que lo localicé. La pandemia me sirvió para ver lo que no había visto durante décadas, revalorar mi trabajo. Encontrarme con mi primer vestido de novia me hizo pensar en otras cosas.


¿Sabe cuántos vestidos diseñó? 

Nunca llevo la cuenta de nada. Lo normal era 180, 200 vestidos por desfile, que no es normal, pero era otra época.

¿Cuántas personas trabajaban en su atelier? 

En el momento de la colección éramos 35, 38 personas en el taller, más las que se ocupaban de los sombreros. A mi me encanta hacer el prototipo y si era uno, lo hacía yo. Una vez incluí en una colección bolsas de residuo. Le puse bolsas de residuos a las mangas. Hice de todo, lo que pasa que nunca hubo una prensa que testimoniara, que puntualizara. Ginette Reynal usó una falda de seda negra y blanca. Me traen el diseño, lo pongo en el maniquí, sin mangas. Entonces pensé en hacer unas mangas fruncidas con bolsas de residuo negra que también iban en el sombrero. En el primer desfile que hizo Dolores Barreiro para mí usé polietileno transparente; era un vestido de encaje que fusioné con este plástico. ¿Quién va a comprar este vestido? me decían. Que me importa, contestaba… Sí tenía 10 vendía los 10. Son como chistes, no es que es así toda la colección. Era para despertar curiosidad, para apoyar el leitmotiv de la colección. Por eso, no digo que la prensa me elogiara sino que puntualizara.


El usuario de hoy accede directo a la información. 

Pero no hay un testimonio escrito de mi trabajo. Dijeron sobre la colección de Bogani, si, pero puntualizar en lo que yo quería decir, y qué dije con determinados vestidos, nunca nadie lo mencionó. Los bodies con la sobre pollera, que fueron una cosa! Acá me decían a quien le vas a vender esto... pero me lo sacaron de las manos. Las mezclas de materiales, tantos materiales juntos que he puesto como encajes, crep, satén. No lo vieron todo eso? Me elogiaban, si, pero yo pedía puntualizar. Bogani hizo tal cosa y no era interesante me hubiese gustado. Pero ni eso, ni interesante ni no, todo era bárbaro, brutal, pero me hubiese gustado que alguien escribiera los colores de Bogani, los géneros, lo que se escribía era muy básico. Había que interpretar cómo usaba esos colores, como los repetía durante la colección en diferentes texturas e ideas, esa es la gracia de una colección. Se quedan pensando en lo que hacen afuera aunque sí me decían que era brutal pero tampoco uno es tan fatuo para creerse todo porque si no sería patético, me sentiría un bodrio. En el momento, uno no se da cuenta pero después pensas cómo no lo vieron? Tantas periodistas, tanta prensa y que pase esto sin pena ni gloria. La clienta es distinta., agarra en el aire lo que queres decir.

La moda de los que tienen algo que decir siempre tiene la inspiración para mandar un mensaje. Mirá Yves Saint Laurent; cada movimiento cultural lo machacó en la ropa. Cada uno lo muestra como más le gusta pero lo dice. Puede ser con la música, las pasadas y las salidas de las modelos, había siempre algo más. Me encantan los desfiles."


En Europa y Estados Unidos se mira a la moda como un fenómeno, acá hay una mirada que distingue entre lo local y lo internacional. 

En Europa y Estados Unidos se puntualiza en el hit. El desfile se transformó en un acontecimiento social. Antes no se invitaba a señores, yo empecé a invitar a artistas, a profesionales, a los maridos. Los desfiles eran a las 2 de la tarde, yo empecé a invitar a las 6, a las 7 y luego a las 8. Se produjo un cambio. Pero todo les parecía normal a lo mejor, pero me sorprende. En un desfile puse “Cambalache” cantado por Julio Sosa: la gente se dio cuenta, la prensa ni lo nombró. Todo eso hace a la riqueza del comentario de una colección. Y para eso estaban las especialistas. Yo viví en función de lo que pasaba, por eso el ejemplo de Cambalache. Envíe el mensaje.



¿Los extraña? 

Hoy siento más la necesidad y las ganas de hacer un desfile. Pasaron muchos años y ahora tengo mucho para decir. Siempre seguí haciendo cosas, como por ejemplo cuando presenté mi perfume, en 2009, y los vestuarios para el Teatro Colón: en 2012 hice el de La Cenerentola, luego Cascanueces y L’elisir d’amore, en 2019 Un tranvía llamado deseo. El año pasado vestí durante 5 meses a Juana Viale. Ella es absolutamente maravillosa. La conozco desde la panza, pero el encuentro profesional es distinto del social. Fue un trabajo arduo. Además, trabajar en estas condiciones de pandemia y solo con dos personas… Preparaba dos diseños por semana, yo la sorprendía y estaba la duda si le gustaría pero Juanita siempre tuvo esa energía que mostró en el programa.

Yo necesito la materia prima, el género y el cuerpo. Tengo que tocar. Cada género tiene su lenguaje. Puedo hacer el boceto pero siempre necesito probar sobre el cuerpo."

Se siente a gusto 

Es un trabajo fascinante. El arte y la música logran una cantidad de cosas que hace que uno después lo vuelque en el trabajo. Antes no me pensaba como modisto, tenía otra cosa en la cabeza, como la arquitectura. Mi gran pasión era el cine y el teatro. El trabajo y las clientas me fueron llevando. Me entusiasmé, se entusiasmaron y cada vez trabajé más para dar lo mejor.

Imágenes: Gentileza Gino Bogani
Una versión de esta nota fue publicada en el diario El Cronista