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por Lorena Pérez

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Perfil: El estilo de los Trump


Un nuevo capítulo se prepara para ser escrito tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. A menos de dos meses para asumir la presidencia, el extravagante magnate tiene un nutrido inventario de frases impresionantes - en muchos aspectos - que se contradicen con sus actos. Sus declaraciones son irritables y durante la campaña electoral exacerbó el machismo, la xenofobia, la discriminación y el racismo, pensamiento que luego suavizó en el discurso de la victoria, con un tono moderado y un llamado a la unidad. Todo en boca de quien sobrepasó los límites éticos, pero algo que no cambió entre la campaña y su triunfo es el estilo Trump.

Una cabellera enmarañada (¿rubia? ¿anaranjada? ¿platinada?), trajes que caen sin gracia y un sinfín de corbatas de seda cortadas por la maison francesa Hermès y la casa italiana Brioni, donde resuelve gran parte de sus outfits, son las señas de identidad de su look. En palabras del sucesor de Barack Obama, “son los mejores trajes, porque se pueden comprar en las tiendas y usar enseguida. Hay personas que piensan que es mejor tener ropa confeccionada a medida. Pero no lo recomiendo, a menos que tengas mucho tiempo libre”, ha aconsejado sin inmutarse. Hay que decir que Brioni se encargó de vestir al James Bond interpretado por Pierce Brosnan y apostó a modernizar sus percheros con la imagen de los músicos de Metallica, pero también era la debilidad del expresidente Carlos Menem... Así de amplio es el público masculino de esta etiqueta de sastrería que acompaña al empresario y presidente electo desde su época como protagonista del reality show "El aprendiz".

“Es un hombre que asumió, desde los años ‘70, el rojo en la corbata como signo de poder. Funciona para él. Se siente cómodo con un traje y una corbata, que ya es su uniforme y parte de su marca”, declaró Roger Stone, político, lobbista y exconsulor del futuro mandatario estadounidense, conocido por su gusto por la moda.


Algo similar –por lo repetitivo– sucede con Melania Trump, la próxima Primera Dama: los tonos pasteles y el blanco definen la paleta que manda en su guardarropa. Y a pesar de que durante la campaña buscó alargar las faldas y suavizar los escotes, la exmodelo de 46 años sigue siendo híper sensual con cualquier atuendo que escoja.

Con menos sustancia que Michelle Obama, a quien le copió hasta un discurso, Melania también llenó páginas de la prensa especializada a la hora de referenciar su estilo, incluso revelando diálogos de las prendas ante situaciones específicas: desde lucir la blusa fucsia Pussy de Gucci tras la difusión del escandaloso audio de su marido en la recta final electoral hasta vestir un jumpsuit de seda blanco de la colección otoño 2016 de Ralph Lauren durante el discurso de la victoria, un tono y diseñador totalmente asociados a la imagen de Hillary Clinton, la gran rival en las urnas.

En tanto, para su primera reunión con Michelle Obama escogió un little black dress sin mangas –detalle que identifica a la esposa del presidente saliente– y unos stilettos de Christian Louboutin, zapatero francés que calza en toda ocasión. A pesar de que Melania estaba correcta, quedó claro que le será muy difícil equiparar, en términos de look, a la compañera de Obama, quien hizo de su ropa una plataforma de comunicación poderosa durante los 8 años en que ejerció su rol.  Para esa visita compartida por los rincones privados de la Casa Blanca, Michelle formuló un statement por demás elocuente: eligió un vestido púrpura (el mismo que usó al llegar a Buenos Aires), color relacionado conceptualmente a la unión y utilizado por Hillary Clinton en el discurso de concesión, y además firmado por Narciso Rodríguez, el diseñador hijo de inmigrantes cubanos.

Lejos de esa actitud comprometida, el closet de la tercera esposa de quien será el 45o primer mandatario estadounidense incluye ítems como la cartera Birkin de Hermès, y la 2.55 de Chanel, emblemas de una mujer con buen gusto y presupuesto sin límites.


Con respecto a Donald Trump, entre algunas de las incoherencias que se encontraron en sus speeches de campaña hay una estrechamente vinculada al fashion business, ya que prometió proteger los productos made in USA cuando, entre su portfolio de empresas, figura una marca de indumentaria que confecciona en México, China y Turquía.

Resta esperar, entonces, si su anhelo expresado en el lema Make America Great Again incluirá el apoyo a la industria textil, tal como hicieron los Obama, grandes comunicadores de los valores estadounidenses a través de sus acciones para fomentar, apoyar y lucir las propuestas tanto de las etiquetas masivas como de los diseñadores independientes de su país.

Nota publicada en 'Clase Ejecutiva', la revista del diario El Cronista