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por Lorena Pérez

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Historias de vestidos y diseñadores: El camino a la alfombra roja


Campana de largada para la temporada de premios. Hollywood contempla 14 galas de premiaciones que comienzan con los Golden Globes y culminan con la entrega de los Oscars. En todo este proceso glamoroso hay un período colaborativo entre las casas de moda, las celebridades y las estilistas, profesionales fundamentales para vestir cada momento durante los primeros meses del año: la alfombra roja es el gran acontecimiento de la moda


Las estilistas son las curadoras de los diseños que lucen sus clientas y también son las que determinan qué diseñador y vestido puede ser presentado a la celebridad, las que tienen la última palabra sobre el atuendo a estrenar. "La marca no impone nada, las celebrities, a través de su estilista, piden algún vestido en especial o se les diseña exclusivamente uno nuevo, pero raramente contactan directo al diseñador, a menos que tengan una relación personal", recuerda Luciana Rozenberg, diseñadora argentina especializada en bordado y textil que trabajó para Zac Posen, Marchesa y actualmente en Theia.


El recorrido del vestido hasta llegar a la red carpet es largo, exigente y competitivo. El diseñador y las casas de moda prestan el vestido con la seguridad de que será fotografiado, publicado en los medios de comunicación y replicado en las redes sociales, pero hasta último momento no hay certeza si el diseño será el elegido. El argentino Gustavo Cadile define esta instancia: "Estás en stress hasta el momento que ves a la famosa en la red carpet. Nunca es algo seguro hasta que camina la alfombra roja. Allí viene el respiro y la satisfacción", confiesa el diseñador que en su repertorio cuenta con haber vestido a Catherine Zeta-Jones, Anjelica Huston, Laverne Cox y Eva Longoria.


Las famosas se manejan con varias opciones de vestuario, por eso el diseñador se entera frente al televisor, como cualquier televidente, si fue el elegido - o no - un diseño de su firma. Esta tensión se debe a que no hay una alianza comercial o convenio, salvo los casos donde la celebridad es contratada por la maison o es imagen de la casa - tal el caso de Jennifer Lawrence con la maison Dior, sino un pacto de palabra donde el interés reside en que la celebritie se sienta cómoda con el look y a su vez el desafío de que el vestido la distinga en la gala. De ahí el trabajo de investigación que ofrece la estilista sobre las colecciones, sobre todo la Couture que se presenta en enero, conocida en el mundo de la moda como la antesala de los Oscars, y las visitas a los showrooms que las marcas tienen con este fin en la ciudad de Los Ángeles. En los últimos años, las maisons inauguraron un  departamento especial para atender a las estrellas.


Una celebridad que luce un vestido en la alfombra roja posiciona a la marca, no necesariamente porque se agote ese modelo en la tienda, pero sí puede convencer a la consumidora a aspirar el estilo de vida que promete la firma. "Vestir a la celebridad y atraer prensa da vigencia a la marca y para esto es fundamental el trabajo con las estilistas: ellas eligen por los clientes", aclara Gustavo Cadile y cuenta que "la estilista trabaja uno a uno cada boceto, la elección de tela y color antes de la prueba de vestuario. Muchas veces no vemos a la celebridad."


El impacto del star system devino en que Hollywood creara sus propios diseñadores. Era usual que la estrella fuera vestida a las galas de premiación por la diseñadora de vestuario de los estudios. Pero en la década de 1990 esto fue cambiando. Comenzó Prada, siguió Armani, cada estrella quería verse distinta y menos predecible. Así llegaron las casas de moda a copar la red carpet.

*Una versión de esta nota fue publicada en el diario La Nación