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por Lorena Pérez

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Televisión | El diseñador que anticipó el futuro: Martin Margiela cuenta su historia en streaming



Algunos diseñadores buscan inspiración, otros pretenden la perfección, también están lo que cuestionan y apelan a procesos metódicos cuyo concepto no impide que el resultado final sea una prenda sea fácil de usar. Martin Margiela decía que era importante que las personas encontraran su forma de vestir, en lugar de vestirse según el mandato de otros o seguir las tendencias. En esa búsqueda personal logró que sus diseños sean interesantes para usar y también de apreciar. Canalizó sus inquietudes a través del reciclaje. En octubre de 2008, al cumplir 20 años la Maison Martin Margiela, el creador se retiró de la moda y no se supo más de él. Margiela encarna la antítesis del diseñador de moda, pues es un hombre misterioso que nunca dio entrevistas, alguna vez contestó preguntas vía fax, y cuyo rostro se mantiene como un enigma porque no accedió a fotografiarse. Impulsó una estética de características novedosas en relación al discurso de la moda hegemónica de la década de 1990. Retomó estilos y prendas de otras épocas y exploró con objetos destinados a otros usos. En la actualidad, su legado es visto por las nuevas generaciones como un plan, ya sea por el sistema para armar colecciones atemporales, dar valor de lujo a productos de uso masivo, los modos de comunicación y proceso de producción.


La pandemia del coronavirus COVID-19 modificó los planes de todo el mundo y así, on demand a través de plataformas como iTunes, Google Play y Amazon, el esperado documental “Martin Margiela: in his own words”, de Reiner Holzemer, fue estrenado online. Otro gesto innovador: también se puede ver en streaming por las plataformas de las tiendas online de The Archive, Dover Street MarketResurrection Vintage, Gallery Aesthete y RSVP Gallery


Jean Paul Gaultier, la estilista Carine Roitfeld, la crítica de moda Cathy Horyn, Franca Sozzani, la ex directora de Vogue Italia y la pronosticadora de tendencias Lidewij Edelkoort son algunos de los testimonios que aparecen en este retrato fílmico que cuenta con la voz del diseñador belga y sus manos para componer una secuencia del método Margiela: un corcho tiene el mismo tratamiento que un diseño Couture, en otro plano utiliza las muñecas Barbies para direccionar sus técnicas mientras el sonido amable de sus palabras arman la historia del diseñador que influyó a la nueva camada de diseñadores.

El estreno en diversas plataformas digitales del documental Martin Margiela: in his own words me ofrece una nueva excusa para seguir revisando la historia de un diseñador que me obsesiona en su creatividad y me encanta en su estilo. Suban el volumen y escuchen: 


Maison Martin Margiela fue fundada en 1988 por el diseñador belga y Jenny Meirens, su socia comercial. Bajo la noción del neo-conceptualismo, en el arte de los noventa tuvieron lugar expresiones estéticas que tomaron referencias del mundo personal de los creadores. Artistas que rescataron materiales de uso diario para descontextualizarlos y obtener una nueva lectura. La etiqueta Margiela fue señalada como parte del movimiento de la moda de la deconstrucción, entendida dentro de los estilos del grunge o moda destruida. En el caso de Margiela, mostrar las costuras y forros en sus diseños o prenda sin terminar estaba vinculado a ensalzar la construcción de una prenda y evidenciar los procesos que se ocultan cuando se vende moda. Martín Margiela reciclaba cuando el término aún no se había puesto de moda, tampoco se hablaba de upcycling, el ingenio del reciclaje de ropa con la finalidad de otorgarle valor agregado a la pieza, como los corsets de cuero blanco realizados con guantes y la camiseta hecha con medias. Sus desfiles, presentados por modelos no profesionales y de todas las edades, fueron celebrados en la semana de la moda de París, durante la temporada ready to wear y Haute Couture, en lugares no habituales para los espectáculos, como la calle, estacionamientos, supermercados o discotecas ubicadas fuera del distrito chic francés. La invitación podía llegar en una tarjeta en blanco, tono insignia de la casa, solo con un número telefónico que al marcar daba las coordenadas de la locación.


La presencia pre digital de Margiela y su evidente influencia en la moda actual permite pronosticar que las exposiciones en diversos museos, como la retrospectiva instalada en Palais Galliera y otra en el Museo de Arte Decorativo para revisar sus años al frente de Hermès, ambas muestras sucedieron en 2018, y el flamante documental “Margiela: in his words” sean la forma de que este nombre de culto tenga el crédito por las invenciones hechas en su maison 30 años atrás.


Margiela estudió en la Real Academia de Artes de Amberes y se mudó a París para comenzar a trabajar en moda. Sus inicios fueron como asistente del diseñador Jean-Paul Gaultier, en el período 1984 y 1987. En 1988, en el apogeo de la moda como ostentación, fundó su maison. Entre 1997 y 2003 fue director creativo de Hermès otorgando un aspecto funcional y moderno a una casa tradicional. El manifiesto creativo de Martin Margiela estuvo en el reciclaje como metódica técnica para presentar productos. El documental prueba que este belga de 63 años siempre fue consciente de la importancia de su obra. En un archivo ordenado, blanco, guardó hasta el papel picado del desfile final o los cassettes con las canciones que musicalizó sus shows. Mucho más atrás en el tiempo, aparecen los libros de artista que hacía en su niñez - en custodia de su madre - donde boceteaba siluetas cubiertas por telas e incluso diseñó una chaqueta de Yves Saint Laurent honestamente mencionada como réplica, no copia, otra de sus manifestaciones de su producción. Cinco años después de fundar la marca presentó una instalación a modo de retrospectiva sobre el trabajo que realizaba. Al año siguiente utilizó las vidrieras de tiendas de New York, Londres, París, Berlín y Tokyo para hacer un happening en simultáneo donde, en cada ciudad, 12 mujeres lucían la colección Otoño / Invierno del 95'.


El legado de Margiela es un estilo reconocible que tomó referencias de diversas direcciones. Los trajes de chaquetas oversized y hombros punzantes inspiradas en el guardarropa masculino y las faldas largas y lánguidas, usadas por las mujeres en 1910, a las que Margiela le agregó un tajo por detrás para mostrar las botas Tabi, inspiradas en un calzado que vio en las calles de Tokyo, para ser usadas en invierno y también en verano, esto incluso llegó a ser una de las tendencias de los 90. Moda unisex, exploración de la silueta a través de la ampliación de las prendas a escala XXL, el trompe-l'oeil en los vestidos, pulloveres rotos, camisetas tatuadas y zapatos en punta que se convierten en calzas coloreadas en tonos vibrantes, son algunos de los ítems del repertorio que muestran el acto innovador del diseñador belga que utilizó una etiqueta con puntadas en blanco como identificación. También los asistentes en guardapolvos blancos que salían a saludar en los desfiles se convirtieron en insignia del trabajo en equipo.


Martin Margiela cuestionó al sistema de la moda. Ese discurso perduró en el tiempo y hoy es rescatado por las nuevas generaciones. Su propia esencia vuelve a escena cuando otros diseñadores lo homenajean desde la admiración, tal el caso de Raf Simons, los influye, como Phoebe Philo en su paso por Céline, o lo imitan, como Demna Gvasalia en la casa Balenciaga a partir de 2015 y también en la marca de diseño colectivo Vetements. En la colección Primavera / Verano 2009, cuando la maison cumplió veinte años, Martin Margiela se retiró. En la actualidad, John Galliano dirige la etiqueta. El método de upcycling del diseñador fue retomado como respuesta al fast fashion en la década de 2010. Su nombre volvió a iluminarse cuando los nuevos hábitos de consumo modificaron el modelo de negocio y las experiencias de compra, el uso de las últimas tecnologías y la puesta en marcha de toda idea que ayudara a vender colecciones no fueron suficientes para reflotar un sistema estructurado que, acelerado hoy por la pandemia, está acabado.