Mujeres vestidas por mujeres: Agustina Suásquita en la 78ª edición del Festival de Cannes, por Valentina Schuchner
Por Valentina Schuchner | Diseñadora
El vestido no buscaba brillo, sino presencia.
Trazar esa silueta fue como dirigir un plano:
encuadrar la fuerza, contener la emoción, insinuar el misterio.
Cada prueba fue un ensayo.
Agustina Suásquita en la 78ª edición del Festival de Cannes, sueño cumplido.
Este vestido fue pensado como una aparición. No solo una prenda, sino un momento cinematográfico. En blanco y negro —como el cine que soñamos—, con la sobriedad de la vieja escuela y la tensión de lo contemporáneo.
La silueta evoca la grandeza de una época dorada, pero con una estructura moderna que lo convierte en armadura y manifiesto. Un corset sin costuras visibles, como una piel contenida. Como si la silueta emergiera de un trazo nítido. Por encima, una solapa irregular —casi un gesto sastrero— irrumpe con elegancia— sugiere el cruce entre lo masculino y lo femenino. Todo es contraste, pero también continuidad.
Porque Cannes no es solo una alfombra: es una cápsula del tiempo. Y en ese lugar, tan lejano y a la vez tan íntimo para quien ama el cine, Agustina se presenta desde Argentina, llevando en el cuerpo una pieza que no grita patria pero lleva su pulso. El rigor de lo hecho a mano. La poesía de lo simple.
Este vestido no busca impresionar por exceso. Su belleza está en la medida. En el silencio que impone.
El estilismo estuvo a cargo de Luli Gemelli. Vero Luna se ocupó del maquillaje para Lancome y el pelo para Kerastase.