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por Lorena Pérez

Bloc de Moda es un medio digital lanzado en 2006. Apuntes que registran historias en un gran reportaje online. En BdM se observa, se pregunta, se investiga y se escribe cómo impacta la moda en la cultura y los cruces con las artes. ¡Bienvenidos!

¿Qué pasa con la moda?

Nueva York, Londres, Milán y París. Durante décadas, la seguidilla de pasarelas en esas ciudades marcó la agenda internacional del negocio de la moda. Las tendencias que se presentaban allí resultaban los disparadores para vestir las vidrieras 6 meses después. Pero las reglas, como el sistema de temporadas, cambiaron. Y el ritmo acelerado de consumo fijó una nueva pauta. Desde luego, las grandes capitales siguen organizando el pulso del sector, pero adoptaron los gustos de las calles y las redes sociales por sobre el desarrollo de una idea a largo plazo.

En una era en la cual la novedad permanente es lo que manda, lo único cierto es que se difuminan las distinciones entre fashion victims y fashionistas.

En ese sentido, y sin terminar de adaptarse al nuevo ecosistema, muchos diseñadores quedan en el camino. Raf Simons ejemplifica, con su baja de la maison Dior, en 2015, sólo tres años después de su ingreso triunfal, la rapidez con la que evoluciona la moda. Tom Ford es la otra cara del fenómeno que mide, cambia y vuelve a participar de un calendario que, para el consumidor, se resume en el qué se usa. Sin embargo, el diseñador tejano encarna, al mismo tiempo, toda la atmósfera de confusión que reina en el rubro. Cansado de que las cadenas de fast fashion –léase Zara y H&M– copiaran sus ideas, privatizó los desfiles en el momento en que los shows se desarrollaban en la puerta de las boutiques, no en las pasarelas de centros de exposiciones. Luego se mudó a Londres, más tarde convocó a desfiles exclusivos y tan pronto Burberry anunció una nueva estrategia –la del See Now, Buy Now para comercializar al momento las prendas que las modelos caminaban sobre la pasarela–, se sumó a la idea. Ahora, el también cineasta anunció que ya dejó de experimentar con ese esquema “porque la industria no está preparada”, mientras que a Burberry le sigue resultando de gran impacto comercial y de visualización en redes sociales. Así de experimental y sensible es esta fase por la que transcurre la suerte de la industria internacional de la moda.

New York, New York: Calvin Klein en manos de Raf Simons 

La presentación en sociedad de las colecciones internacionales correspondientes al otoño/invierno 2017 comenzó en la Gran Manzana. El ingreso de Raf Simons en los controles de Calvin Klein fue la gran expectativa de la semana de la moda de Nueva York. Y el diseñador belga no defraudó, ya que puso a desfilar prendas deseables e inyectó su marca personal –la reinvención como mantra– a la etiqueta estadounidense. Así, la sastrería y el denim quedaron confirmados en looks visualmente atrapantes y con una paleta de colores potentes, como una falda tubo verde en contraste con un blazer gris. Por su parte, una camisa y pantalón de jean apelaron a una polera blanca como accesorio, ítem que se distribuyó por todas las colecciones como insignia del otoño.

Otra seña particular de NYFW fueron los mensajes políticos, con las remeras como medio de expresión. The future is female colmó de sustancia al mensaje que la industria quiere replicar para fijar su postura con relación a la llegada de Donald Trump a la presidencia. La tarea estuvo en manos del diseñador Prabal Gurung y pronto se replicó en las redes sociales y en las portadas de las revistas referentes del segmento, en sintonía con la remera blanca de Dior con la que Maria Grazia Chiuri hizo su ingreso a la clásica maison, en octubre pasado, y su proclama que prendió entre las celebridades: We should all be feminists.

Chanel Ground Control: la pasarela otoñal 2017 de la maison francesa

Botas metalizadas, ropa de brillo metálico y hasta un cohete a punto de despegar en la pasarela –gentileza de Chanel– revisitaron una vez más a los años ‘60 y la mirada al espacio que hizo el diseñador André Courrèges cuando innovó con la colección Space Age, con minifaldas y la gran novedad de la época: los pantalones. El diseñador francés, fallecido en 2016, dijo en aquel entonces que creía “firmemente que el futuro de la moda estará en los pantalones que se adapten a todas las horas y todas las circunstancias”. Era 1965 y el amor de la moda por la cultura juvenil recién comenzaba, sentimiento recíproco que sigue vigente en la actualidad.

Ahora, la maison Louis Vuitton retoma esa posta. Nicolas Ghesquière, el director creativo de la casa marroquinera, es capaz de rejuvenecer toda prenda que pase delante suyo y hace del pantalón una pieza fundamental y capaz de dialogar con la novedad. El diseñador compone looks atractivos, funcionales; y el gran talento que lo distingue consiste en cómo logra que su pasarela no parezca inspirada en la calle sino que se esmera para que sus ideas impacten ahí.

La semana de la moda de Paris: Louis Vuitton Fall 2017

Mientras tanto, en la moda argentina, las novedades no son tan difíciles de pronosticar. Una seguidilla de vidrieras en los shoppings muestran los bordados como emblemas de la moda masiva, además de precios imposibles, fallas en la calidad de los géneros y ausencia de tabla de talles: definitivamente, las propuestas presentadas hasta ahora por las marcas comerciales no están a la altura de las consumidoras.

Pero son los diseñadores independientes quienes siguen siendo los creadores de una escena posible para construir un estilo argentino con personalidad. En ese segmento, las claves del invierno están en la sastrería reformulada como resultado de la colaboración entre Jessica Trosman, con su marca Not To Be Understood, y Giesso, referente del rubro sartorial. Otro de los puntos de vista para vestir un guardarropa de básicos pero con mirada personal es ofrecido por Martín Churba, con Tramando: la polera, los pantalones, las camisas y las leggings proponen una nueva manera de ser llevadas, que además está potenciada por un estilismo colmado de detalles y cortes de diseño moderno. En términos generales, los tapados se mantienen largos y entallados. ¿Los infaltables pulóveres? Siguen, pero con escotes redondos para resolver el uniforme citadino y acompañar todo: pantalones de vestir, jeans o calzas hacen equipo con ese abrigo conciliador. Más suavizadas como tendencia, pero con ecos del furor que vivieron, las ruanas se mantienen vigentes como comodín para abrigar los primeros días de viento.

Tramando, "Rota", en Designers BA Otoño / Invierno 2017

Para las mujeres que están detrás de la mera tendencia de las revistas, las camisas con bordados serán el hit de la temporada a incorporar a su guardarropas. Celestes, a rayas o blancas, este ítem tiene un capítulo de refresh en alianza con el arte de la decoración artesanal. Como contrapatrida, el recurso ya está tan visto –aunque la temporada recién comienza– que remite, inevitablemente, a otras épocas. También reiterativos, pero imbatibles, rankean los mocasines y las botas de media caña como el calzado de los próximos meses. Algo de novedad supone la consagración de la campera para componer un look laboral juvenil, en sustitución del blazer: su versión inflable y en colores metalizados. Finalmente, las piernas ofician de faro. Se mencionó a las calzas como chance, pero el auténtico hito es la vuelta de los pantalones anchos, bien holgados, que encuentran una versión chic cuando se amplían sólo las botamangas.

Desde la plataforma que sea, el mensaje parece unánime: el signo de la época es personalizar los códigos universales. Porque si el vestir es una expresión de individualidad, no hay lanzamiento de pasarela que pueda competir con la gran novedad que espera a cada una en su propio placard.